Inteligencia ubicua: Sistema de Filosofía Digital (VI)

“El problema de la filosofía no es sino el problema mismo de la inteligencia”, (Xavier Zubiri, Naturaleza, Historia, Dios, p111).

Durante la reciente historia del pensamiento hemos visto tres paradigmas principales, que definen el marco conceptual de una época, lo que el filósofo Michel Foucault llamaba episteme

a) el moderno, analógico-ontológico
b) el postmoderno, analógico-semántico 
c) el contemporáneo, digital o informacional-computacional

La filosofía digital es el resultado de este último paradigma. Esta filosofía entiende la realidad como digitalidad, como información -como bits o qbits-, tanto porque es capaz de entender el procesamiento de esta, que realiza la inteligencia natural mediante el acto de inteligir el mundo, como por la computación de los datos de las inteligencias artificiales y los algoritmos.

El paso de la semántica a la inteligencia computacional, es un paso definitivo hacia una comprensión mas profunda y extensa del mundo. El entendimiento del mundo ha crecido exponencialmente como en ninguna otra época. La filosofía digital es una filosofía de la inteligencia, de la intelección de la realidad natural por parte de la inteligencia cognitiva y emocional, a través del lenguaje natural, pero también de la computación de los datos de la super-realidad, por parte de procesadores inteligentes, posibilitados por lenguajes artificiales. 


La filosofía de la inteligencia es la propuesta contemporánea del nuevo paradigma computacional. Es una superación absoluta del antiguo paradigma semántico. La digitalidad solo puede entenderse desde una filosofía de la inteligencia. Lo que construye las condiciones de posibilidad de la existencia del lenguaje natural, es precisamente la inteligencia cognitiva-emocional, así como los lenguajes artificiales necesarios para las inteligencias artificiales.
Xavier Zubiri
Aquí es donde descubrimos un renovado interés por el gran filósofo español Zubiri y su concepto de inteligencia sentiente. Siempre nos quedamos sorprendidos como este alumno aventajado de Heidegger Husserl, que conoció a Einstein y trabajó con el físico De Broglie, pero incluso con el lingüista Beneveniste, no tuvo nunca en cuenta el giro lingüístico de la filosofía, al contrario del último Heidegger y de la tendencia teórica general. Le veíamos muy convencido de los adelantos de la física teórica, y a pesar, de que el hombre-autor pudiera decir, o de sus intenciones reales al escribir, redescubrimos en su obra, un fundamento discreto, discontinuo, de una realidad real pero digital. Zubiri en su artículo "La idea de naturaleza de la nueva física", demuestra una aceptación, aunque provisional, de la mecánica cuántica,  y una integración en su pensamiento. No le acaba de gustar la oposición irreconciliable a la Teoría de la relatividad, con la consecuente doble idea de Naturaleza, que rivalizan. Pero nos cuenta, que ello tiene su correlato ontológico y que por tanto la filosofía, su filosofía tiene algo que decir:

"la ciencia positiva no es más que el reverso de la ontología...la ciencia sola podrá pedir un nuevo concepto de Naturaleza...pero por si sola no puede crearlo" (Zubiri, X., Naturaleza, Historia, Diosp303). 

Es como si Zubiri se hubiera saltado un paradigma, de la ontología a la inteligencia, a la misma computación. Esa es nuestra lectura. Tuvo en cuenta a la ciencia como manera de hacer filosofía y eso es imprescindible hoy en día: 

"Mientras las ciencias investigan cómo son y cómo acontecen las cosas reales, la filosofía investiga qué es ser real. Ciencia y filosofía, aunque distintas, no son independientes. Es menester no olvidarlo. Toda filosofía necesita de las ciencias; toda ciencia necesita de una filosofía.(subrayado nuestro, "¿Qué es investigar?", (Zubiri, X. en The Xavier Zubiri Review, Vol. 7, 2005, pp. 5-7)

La investigación zubiriana, resuelve la aparente oposición de sentir e inteligir, así como su supuesta secuencia lógica donde la primera antecedería a la segunda, a través de un mismo proceso-facultad llamado inteligencia sentiente. Con ello, consigue superar el ingenuo dualismo sujeto-objeto, que es una ficción provocada por el lenguaje natural: 

“El lenguaje imprime ciertos esquemas de intelección. Y no me refiero al lenguaje interior, a la endofasia, sino a algo más hondo y radical.”, (Zubiri, X. Sobre el Hombre, pp. 297-298). 

Zubiri se dedica a resaltar la insuficiencia del lenguaje para describir la realidad, porque lo enfoca desde el paradigma de la inteligencia, con una inteligización del logos: 

“Para describir este campo el lenguaje no posee en general más que términos tomados de la aprehensión visual (…) con lo cual parecería que el campo fuera tan sólo un campo visual. Pero esto es una simple limitación del lenguaje.”, (Zubiri, X., Inteligencia y Logos, p. 22.)

La conclusión a la que llega Zubiri es que "la inteligencia ni es la facultad de lo objetivo ni es la facultad del ser; es la facultad de realidad." (subrayado nuestro, Zubiri, X. Inteligencia y Razón, p.351, y sigue, "como la facultad de la realidad es la inteligencia, resulta que la impresión de realidad es el acto de una inteligencia que aprehende lo real en impresión: es una inteligencia sentiente. La inteligencia humana es inteligencia sentiente" (Ibidem).

En definitiva, para Zubiri la realidad es constructo de la inteligencia,  facultad de la realidad, donde lo real se muestra ante la inteligencia como un sistema estructurado de notas, con lo cual, una interpretación de la realidad plenamente digital y discreta: 

"entiendo por realidad de algo el que estas notas pertenezcan a la cosa ´de suyo´, es decir, que no sean sólo signos de respuesta...todas las notas, además de un contenido propio y de su propia existencia, tienen una formalidad de alteridad, distinta según sea el aprehensor" (Zubiri, X., El hombre y Dios, p. 18).

Según nuestro modelo conceptual, extendiendo la propuesta de Zubiri como precursor destacado de la filosofía digital de la inteligencia, hay que entender que la inteligencia no humana, artificial, sería una inteligencia super-sentiente. Capaz de sentir más allá de lo humano.

La filosofía de la inteligencia permite salirnos de la burbuja lingüística, porque las condiciones de posibilidad de esta, son la inteligencia y nada mejor que ella, define nuestro tiempo y la manera digital de ver el mundo. El lenguaje es el producto y el vehículo de la inteligencia. De toda inteligencia. Durante mucho tiempo, una vez clausurada -al menos para el pensamiento más avanzado-, la metafísica de la presencia por parte del lenguaje, desenmascarada por el paradigma de la semántica, no hemos encontrado ninguna explicación más para salir de la linguistificacion de la realidad. Pero la irrupción de lo digital, del ser digital, en principio aparecido como algo nuevo -para luego revelarse anterior a lo analógico-, ha provocado la ruptura del paradigma de la semántica y al final, hemos descubierto, que la digitalidad no es un suplemento, es un nuevo fundamento. Un fundamento históricamente determinado, y por tanto, algún día también susceptible de ser deconstruido. La rotura de la semántica ha liberado a la realidad de una interpretación analógica y continua, por una digital y discontinua. La nueva lógica del discurso es completamente computacional. La teoría de la información prevalece como modelo epistemológico. Estamos en el inicio de una nueva era.

Este nuevo paradigma afecta a toda la cultura humana, a la sociedad, a la economía, a la ciencia, a la manera de pensar. Y determina un nuevo horizonte ambivalente para la especie humana, donde se juega su propia existencia. Con la singularidad de la superinteligencia como punto de inflexión en el horizonte, la humanidad para lo bueno y lo malo está en juego. Y más allá de la ciencia ficción, es difícil especular con las consecuencias, que este paradigma puede tener, al tiempo, que es entusiasmante ver las ventajas que puede aportar. Sin duda las superinteligencias presentan nuevos retos en todos los órdenes sociales y lo hacen a una velocidad inusitada. Nadie está preparado para este tsunami, por lo que es urgente desarrollar un debate a todos los niveles.

La filosofía de la inteligencia sustituye a la filosofía del lenguaje. La inteligencia es algo previo al lenguaje, produce el lenguaje y la realidad digital. La digitalidad es construida por la inteligencia natural y por la superinteligencia.

Algunos indicios, que nos sirven para entender las limitaciones de la burbuja lingüística son los estudios recientes en el crecimiento humano. En el desarrollo de los niños, en su etapa pre-lingüística, lo único que tienen es inteligencia. Su capacidad de aprendizaje es similar a varias estrategias de inteligencia artificial, como experimentación (prueba y error), imitación y repetición, y le sirven a para ir construyendo patrones temporales cada vez más sofisticados, que sirvan manejarse en su entorno. Su inteligencia cognitiva multisensorial aprende y crea el lenguaje. Lo recrea. 

De la misma manera, hoy tenemos una idea de la inteligencia más generalizada de la que puede ser la exclusivamente humana. Hemos descubierto lenguajes sofisticados en los animales como delfines y ballenas, comportamientos técnicos en monos e inteligencia en los pulpos. Pero más allá de ello, hemos aprendido que la inteligencia más que individual es colectiva. Somos como redes de servidores en cluster. La inteligencia individual sola, aislada, no puede sobrevivir y siempre se relaciona con otras. La interacción entre inteligencias individuales y memorias de datos inteligentes, es constante e intensa, y multiplica los resultados de la especie gracias a la Ley de Metcalfe. En definitiva, la inteligencia es colectiva principalmente. La actividad sináptica interconecta cerebros, como los grafos de las redes sociales nos ejemplifican con claridad. Esta concepción ubicua de la inteligencia nos permite reintepretar la misma evolución de las especies en el planeta Tierra y el mismo desarrollo del Cosmos. 

Howard Bloom en su magnífico libro Global Brain: The Evolution of Mass Mind from the Big Bang to the 21st Century, nos propone una inteligencia colectiva, que va más allá de la simple especie humana, considerando a todo el planeta en su interacción de inteligencias, dentro de un ecosistema interdependiente, como una única inteligencia en evolución constante. Gaia como único sistema inteligente articulado por billones de células pensantes: un neocortex mundial, un cerebro global interconectado. Hablamos de redes neuronales, que interactuan para resolver problemas con su entorno, ya sean biológicas (como las bacterias, los bosques), económicas (como las sociedades humanas) o incluso electrónicas (como los microchips o los ordenadores). Son como grandes sistemas inmunes. Bloom explica como en el periodo precámbrico, hace 4.600 millones de años, los microorganismos como bacterias, creaban redes planetarias interconectadas cuya capacidad de proceso excedía la de cualquier supercomputador actual como los Cray. Luego la evolución ha mantenido las bacterias y desarrollado las eucariotas -como nosotros- cuyos avances celulares representan una sofisticación en el proceso de información y de resolución creativa de los problemas de adaptación al entorno.

Búsquedas conceptuales como el "paso atrás" de Heidegger o la "archihuella" de Derrida, como la búsqueda del origen más allá del origen, del fundamento más allá del fundamento, del lenguaje previo a todo lenguaje, a la realidad antes de toda realidad, nos han llevado a descubrir cómo una generalización de la computación de la información por la inteligencia colectiva genera la digitalidad. La objetivación de la realidad, que representa una de las mayores certezas de la humanidad, es la fantasía colectiva más grande, que ha existido nunca.



Los pretenciosos humanos siempre han pensado, que son la única inteligencia del Universo. Pero no es así, como veremos en próximas entradas, los humanos hacen parte de una inteligencia ubicua, de una machine learning global, que es primero el planeta Tierra y luego el mismo Universo. Por eso, también hoy en día el paradigma semántico es insuficiente para explicar las cosas que suceden hoy. Pero finalmente, el problema más que saber que es la realidad, es que hacer con ella.

"El gran problema humano: saber estar en la realidad", Xavier Zubiri, Inteligencia y Razón, p352.



Recapitulación del Sistema de Filosofía Digital


  1. Hemos llegado a pensar que lo digital era lo suplementario de la realidad, una realidad virtual, construida por la tecnología humana, pero no es cierto, es justo al revés, la tecnología y la ciencia actuales nos están permitiendo reconocer la auténtica realidad de la naturaleza. Toda la realidad es digital, cuando pensábamos, que era analógica era por la insuficiencia e ineficiencia de la antigua tecnología, por nuestra incapacidad para medir, que no nos permitía conocer como es auténticamente lo real. La realidad son datos, bits, qbits, no objetos. La realidad es información y la información la gestiona sólo la inteligencia.
  2. La realidad natural existe pero no es real, porqué es un efecto del lenguaje. Es digital, es la digitalidad, como propiedad esencial de la realidad, como substancia. La digitalidad como realidad a la que tiene acceso actual o potencial el ser humano, sólo es posible conocerla mediante la aplicación del paradigma informacional. En cambio, la realidad absoluta es real, pero no existe. Es objeto sin sujeto. 
  3. Los lenguajes artificiales crean ampliaciones de la realidad natural, crean realidades artificiales. Los lenguajes artificiales permiten una extensión de la realidad como un suplemento añadido, a veces, en contradicción con el sentido común (o lenguaje natural), que hemos llamado super-realidad.
  4. Ese lenguaje natural, que hemos visto que creaba la realidad natural, generó una disciplina histórica, en mayúscula podríamos decir, -la Ontología- para describir los fundamentos de la realidad. Hoy en día, la ciencia y sus lenguajes artificiales, que han creado una super-realidad, describen a esta con diversas ontologías, en minúscula. La super-ontología es la actividad, que atraviesa a todas las disciplinas cuando intenta definir o describir la digitalidad. 
  5. Entre los entes ontológicos de sujeto y objeto, existen una serie de relaciones principales, que nos sirven para trazar la dinámica de la digitalidad, y a estas, las llamamos interacciones ontológicas: intersubjetividad, superintersubjetividad, interobjetividad, superinterobjetividad, transubjetividad y transobjetividad.
  6. La filosofía de la inteligencia es la propuesta contemporánea del nuevo paradigma computacional y sustituye a la filosofía del lenguaje. Es una superación absoluta del antiguo paradigma semántico. La digitalidad solo puede entenderse desde una filosofía de la inteligencia. La generalización de la computación de la información por la inteligencia colectiva ubicua, genera la digitalidad.

Comentarios

  1. La ubicuidad de la inteligencia es algo muy profundo. Difícil de ver pero que se ve en todo.

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