Relax don't do it
When you want to go to it
Relax don't do it
When you want to come
(Frankie Goes To Hollywood, 1983)
El grupo musical Frankie Goes To Hollywood publicó con éxito la canción Power of Love en 1984, comunicando de una manera espiritual con evocaciones bíblicas, que el amor es lo único importante. Pero el grupo realmente venía de otro tipo de amor, de un discurso hedonista explícito y provocador. Su canción Relax fue prohibida por la BBC como obscena. Más allá de la polémica, lo interesante, es que el relax aparece como lo contrario de lo que debe hacerse hasta el extremo. El relax no es no hacer nada, sino que es interrumpir la obsesión por el cumplimiento, es desobedecer las órdenes desmesuradas y sin lógica, que nos pueden perjudicar o alejar de ejercer nuestra libertad, con el objetivo de estar mejor. Relax es desviarnos de los hábitos habituales que convierten el placer en monotonía o en obligación.
Max Weber escribió en 1905 un libro brillante titulado La ética protestante y el espíritu del capitalismo, donde analiza el protestantismo puritano. Como es bien sabido, el protestantismo se enfoca en la acción virtuosa presente para conseguir la salvación divina. Traducido quiere decir, que al contrario del judaísmo enfocado en la futura venida del salvador o del catolicismo centrado en el pasado y por tanto en repetir la obra del salvador renacido, el protestantismo se enfoca en el trabajo presente, en el esfuerzo, como medio de sumar puntos positivos de cara al juicio final. De todo ello, deriva una ética de la acción: es bueno trabajar y es malo no hacerlo. Los que no se esfuerzan, son unos parias cuyas almas descarriadas acabarán en el infierno.
Weber considera que esa ética es el esfuerzo emprendedor propio de los países de mayoría protestante como los anglosajones. Los países del sur de Europa, de profesión católica, brillaron más en otras épocas anteriores, como en el feudalismo y aun siguen así diríamos, sin brillar. El capitalismo, el éxito de emprender, la vocación por ganar dinero, es indudablemente una manera de vivir más propia de los países del norte y sus colonias, que han liderado esta fase de la historia hasta el despertar de China.
EEUU fue en sus inicios un caldo de cultivo del protestantismo más puritano, practicado por la mayoría de colonos, que impregnó todo el patriotismo americano. Los primeros partidos evangelistas surgieron del puritanismo como el Whig, que tuvo enorme influencia en Abraham Lincoln. Weber identifica la ética protestante del trabajo, con la esencia (el ADN mal diríamos hoy) del sistema capitalista. La austeridad (frugalidad dicen hoy?) es la vocación de acumular riqueza sin gasto, ni ostentación, ahorrando el máximo posible, utilizando siempre la racionalidad como medio de maximización de la riqueza.
Weber considera que el ascetismo practicado especialmente por los jóvenes en las iglesias protestantes, suele incitar a la creación de grandes empresas y el enriquecimiento es precisamente una señal inequívoca de ser un elegido para la sociedad y además garantiza la salvación eterna. En las antípodas de esta ética, tenemos a los anticapitalistas, socialistas y comunistas, que como una nueva religión, desde Lafargue han rechazado el trabajo (el fabril con todo el sentido) y han elogiado la pereza o el ocio sin negocio (sin dignidad que diría Cicerón). Pero sin duda, hay una alternativa, preliberal, no totalitaria y tampoco puritana. Sería la ética del relax. No el derecho al descanso, no el deber del trabajo, sino la ética del esfuerzo justo y necesario. La del esfuerzo ponderado con descanso, la de la riqueza con disfrute, la del equilibrio entre ahorro y gasto, la de la salvación terrenal mediante la cooperación y la generosidad. Tampoco estamos hablando de relajarnos, eso es otra cosa, ni de no estresarnos, sino de no cruzar la frontera sin pensar, de no aceptar la el sobreesfuerzo o la explotación sin más.
Lo contrario de relax es el estrés, por tanto, la conducta correcta también en el trabajo es cuando se consigue el relax y no cuando se genera estrés. Nadie en su sano juicio busca el estrés, aunque sea en privado y en secreto, bajo la armadura de duros y despiadados, todo el mundo con una mente sana busca el relax. No puede ser de otra manera. Por tanto, existe una ética que podríamos llamar del relax en positivo, donde sino unos límites, al menos unos umbrales, más o menos difusos, nos indican a partir de los cuales las cosas dejan de tener sentido y son perjudiciales. Es una ética con consecuencias físicas y psíquicas bien conocidas, que muchos practican en privado o de manera inconsciente. El esfuerzo lógico y racional, mesurado pero efectivo, enriquecedor con dinero y sin.
En la vida existen dos tipos de personas o dos estados en que pueden estar, el constructivo y el destructivo. El destructivo es el más fácil de los dos, tan solo hay que seguir a la entropía, el caos energético propio de la termodinámica de nuestro Universo. El constructivo es la negentropía, ese esfuerzo por utilizar la energía libre venciendo el caos y construyendo el orden por fatuo que sea. Una playa de arena es el reino de la entropía. Hacer un castillo de arena, es un esfuerzo enorme, para realizar una construcción, que en poco tiempo será deshecha por el mismo clima, y en pocas horas o días apenas podrá recordarse lo que hubo. Sin embargo, siempre hay el típico idiota que da una patada a la obra de arte y la desbarata en segundos. La destrucción es rápida porque el estado natural de la energía es disipativo, caótico, azaroso. No hay gente más eficiente que los destructores, pero todo lo bueno del Universo lo ha tenido que crear la inteligencia. Desde las estrellas hasta las galaxias, de las plantas a las sociedades humanas. La negentropía se parece más al relax, porque con estrés no se construye nada.
La ética no es la moral. La moral es represiva, mientras la ética es constructiva. La ética es una decisión racional, una preferencia preferible, incluso en la adversidad y en la soledad, por el bien en sí mismo. Una elección existencial, que marca el propio devenir y la mutua salvación. Si hay racionalidad, puede haber ética. No es posible decidir lo malo sin la razón, y lo contrario también. Por tanto, cuando pedimos o cuando nos piden, que crucemos la frontera del relax hacia el estrés, tenemos que detenernos ante el acantilado y buscar una mejor estrategia en la resolución de problemas. Entre la construcción y la destrucción, mejor optar por la deconstrucción y la reconstrucción.
Ejerce tu relax, tu manera ética de estar en paz contigo mismo.
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