Comprender la comprensión

Si ser feliz no es posible, porqué estamos más pendientes de dar sentido a nuestra vida, ¿qué es lo que nos salva de la ansiedad cuando el sentido no tiene sentido?
Refugiados sirios. Foto John Stanmeyer

La comprensión

La única herramienta que cura la desgracia ante situaciones difíciles o complejas, es la comprensión. El psicoanálisis, por ejemplo, está basado en la autocomprensión. El paciente logra resolver sus traumas inconscientes, mediante la comprensión. El psicoanalista es un facilitador más o menos pasivo, para que el paciente narrando su historia, encuentre el sentido oculto bajo el sentido falso, que uno se ha contado o ha heredado de otros, que se lo han contado. Solo la comprensión nos salva del infierno. Quizás la comprensión no preserve nuestra identidad, formada por nuestras narraciones favoritas, gratuitas, inofensivas y narcisistas, pero revela una diferencia esencial con nosotros, que nos une a los demás y nos hace más auténticos. No podemos salvar las contradicciones, no somos robots, pero podemos comprenderlas y aceptarlas.

¿Pero qué es la comprensión?

Comprender es entender. En las mejores definiciones, es entender algún sentido profundo. La diferencia entre el sentido profundo y el sentido superficial, es básica, no sólo en el psicoanálisis, sino en el nacimiento de las ciencias sociales. Existe un pulso entre una narración profunda y latente, que nos determina, que queremos olvidar, pero necesitamos interpretar, y una narración patente, que ayuda a construir nuestro yo, como la historia de un personaje protagonista, héroe o villano. Autonarración que nos da el sentido, contra una narración de nosotros mismos, que no controlamos, y que va interfiriendo en los capítulos más intensos de nuestra vida, distorsionando nuestro sentido, que se escapa ante nuestra impotente voluntad de poder.

 Si no comprendes no sabes el camino a escoger

A pesar, que la comprensión tiene que ver con nuestro mundo de narraciones, se despliega más como una geografía, que como una línea de tiempo. La comprensión es un sentido espacial. Es la geografía de la conciencia. El mapa del momento vital. Es auténtica sabiduría, es poder ver las cosas desde arriba, como decía Spinoza, sub specie aeternitatis. Tener amplitud de miras. Si no comprendes la situación en la que estas, no puedes salir de ella. Sólo puedes dar vueltas como en un círculo vicioso, sin resolver nada. La comprensión es un plan de escape, pero no una huida rápida, sino más bien un atajo de temperanza. Hay que entender el contexto, porqué siempre es determinante en toda comunicación. Comprenderse.

No se puede comprender con miedo

El momento de comprensión es una mirada completa al horizonte y al rededor de donde estamos. Pausada, lenta, con toda la calma necesaria para no perder detalle. Sin miedo. Se trata de una mirada honesta y sincera, que haga luz sobre las sombras, que nos han ahogado durante tiempo. Hay personas inteligentes con una reducida capacidad de comprensión. La comprensión es inteligencia, pero la inteligencia no es la comprensión. Ni el conocimiento. Se necesita una capacidad de análisis profundo, pero sobre todo, de una inexorable virtud en desprenderse de uno mismo, de las narraciones preferidas, de aquellas, que se han convertido en nuestros escudos para el dolor. Con la comprensión deconstruimos los discursos, que nos han fallado, que nos han destruido, y los reconstruimos una nueva historia, con el conocimiento de un yo desconocido, que nos impulsa con mayor fuerza, hacia un nuevo sentido consentido. 

La comprensión posibilita la compasión

La comprensión es un acto de lo que Xavier Zubiri llamaba inteligencia sentiente. No podemos separar lo racional de lo emocional. Es un indecidible, un cortocircuito entre dos estrategias enfrentadas. La comprensión se da lugar en la intersubjetividad. Entre personas. La comprensión es autocomprensión, pero también intercomprensión. Nadie está sólo. La empatía ayuda a relativizar nuestra posición geográfica, acorta las distancias y suaviza las dunas. Es una reflexión, una mirada a uno mismo, pero para contextualizar donde estamos. Más que un mirarse al espejo, es ver que el espejo es un cristal con una superficie reflectante. Una reflexión reflexiva, autoconsciente. Lo que nos lleva a considerar al otro como amigo, a la alteridad como proximidad diferente. A sentir compasión por los desalmados. Los otros están en nosotros. Comprender también significa abrazar.

La comprensión no puede enseñarse

Transmitir la comprensión es imposible, porqué la comprensión es una experiencia. Los testimonios son importantes, pero la comprensión es un ejercicio personal. Un proceso individual, aunque formado por la muchas influencias colectivas. El olvido es la primera reacción ante el trauma. Olvido y represión. Ocultación. Pero la rememoración es curativa, la generación de nuevas narraciones, que integran la parte traumática, son la base para la autosuperación. La superación personal es una reconstrucción de una historia, que se había convertido en falsa. A nivel social, sólo podemos educar en la sabiduría racional-emocional, dar las herramientas para comprender y ejercitar la comprensión. Lo que incluye también despertar la memoria colectiva y incentivar, que las redes de opinión pública, no sólo se dediquen a comunicar, sino a comprender.

La incomprensión es la conjura de los resentidos

Si entender es una gran virtud, que ayuda a uno mismo y a los que uno se comunica, no entender, es un defecto maligno y destructivo. El efecto de no ser comprendido es el cierre geográfico en la prisión de la conciencia de otro. La peor situación para el propio sentido y para la acción de ser feliz, es precisamente la incomprensión. La cruel respuesta del resentimiento, paraliza el camino de recuperación y ensombrece el mapa de la conciencia. Es la venganza de los necios. Pero la comprensión es irreductible y siempre encuentra el lugar en el lugar. La incomprensión no debe ser comprendida, debe sortearse como un obstáculo en nuestro camino hacia el sentido.

Comprendiendo a comprender

Hay que pasar del sentido a la comprensión. La comprensión es un paso hacia atrás en el sentido, no una suma de significados. Ya dijimos, que buscar el sentido, no debería ser más importante, que ser feliz. Pero no es posible dejar de buscar el sentido, sin la comprensión, especialmente ante la adversidad. El sentido de la felicidad es comprender, que no comprendemos nada con sentido en la infelicidad. Seremos felices si comprendemos el sentido, después de comprender, que no hemos comprendido nada.



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