Playboy en Ucrania o la política en las redes sociales

El desnudo es uno de los géneros pictóricos más importantes de la historia. No sólo representa la belleza. La estética es siempre un correlato de la ética, de lo que es soportable, de lo que es correcto. En definitiva, la estética y el desnudo femenino, son el barómetro de los valores sociales y de la madurez cultural. 

El desnudo femenino abunda en la historia occidental y es el fiel reflejo de la sociedad androcéntrica en la que se sustenta. Sin duda, no es perfecta, ya que no existe una igualdad de géneros, pero hay situaciones peores. En algunas culturas, la representación humana ni siquiera está tolerada, en otras el desnudo está prohibido o está vetada la representación de ciertas partes del cuerpo. Se diría, que lo natural es la desnudez, mientras lo artificial -pero no menos sensato y conveniente-, es el ir vestido. Sin embargo, el cuerpo y especialmente el cuerpo desnudo de la mujer, es el campo de batalla de la ética masculina. La belleza, el deseo, la agresión, la política. El ejercicio del poder masculino en la violencia de género, parte de la convicción profunda del derecho a castigar. Que las injusticias intimas sean dirimidas con la agresión, no sólo responde a una pulsión de poder, sino a la racionalidad de la justificación de solucionar lo gravemente incorrecto. En el extremo siempre aparece la ética de la segregación de género. La herida en el orgullo narcisista masculino, como núcleo de la legitimación existencial, sólo parece ser curada con la violencia. La idealización estética del cuerpo de la mujer en la pintura, en la fotografía y en el cine, responde a la batalla ética, que tiene lugar en la sociedad.

Los códigos culturales de la belleza y de su exhibición, como en las antiguas tribus, responden a ritos bien definidos, a sacrificios, que hacen la vida más soportable o que criminalizan conductas, que amenazan el poder masculino. Del mismo modo hay países donde la mujer adultera es lapidada, mientras el hombre está fuera de toda pena. De la estética a la ética y viceversa. Algunas activistas mujeres como FEMEN, han llegado a entender perfectamente lo político, que se debate en la reproducción pública del desnudo femenino y utilizan parte de su cuerpo como arma de protesta política.

Recientemente Playboy ha rechazado la exhibición de mujeres desnudas en Internet, para poder difundirse en las redes sociales. En los países más desarrollados, los contenidos en papel no son rentables y van cerrando, ante la feroz competencia de los sites de porno hardcore en la red. 

Playboy sigue funcionando bien como revista física en países como, por ejemplo, Ucrania. La decisión de una institución como esta es, sin duda, un hecho relevante en la involución del erotismo. A pesar de la siempre criticable mercantilización del cuerpo femenino y del deleznable negocio de la prostitución de lujo del Sr. Hefner, Playboy tiene gran importancia como producto cultural de la sociedad de consumo de la segunda mitad del siglo XX. Playboy ha decidido aceptar la censura visual del puritanismo de redes sociales como Facebook o Instagram -que vienen a ser lo mismo-, en las que se avergüenzan de la exhibición de algunas partes del cuerpo. El hecho, que las redes puedan ser utilizadas a partir de los 14 años, es la excusa para transmitir a las nuevas generaciones, la ética de lo incorrecto en los cuerpos desnudos. En vez de poder realizar un opt in en función de edad y coordinadas culturales y de habilitar un parental control, lo que nos encontramos es la generalización de la oscura ideología del peor machismo, que sanciona lo aparentemente incorrecto en público y lo celebra en privado. No es que Playboy se haya descafeinado, es que Facebook se ha "playboyzado": el culto a la imagen perfecta y la veneración de la postura éticamente correcta. Playboy ponía el límite de lo soportable, atrevido pero correcto, "sublime". Ahora ese límite lo pone Facebook, dando un paso atrás: el desnudo es malo, lo correcto es ocultar aquellas partes para que sea "bello". A todo esto hay que añadir, que quizás Playboy no haya acertado con su estrategia, ya que parece la marca del club de jubilados, a juzgar por su escasa audiencia y su segmento de edad alto. Hoy sólo tiene sólo 3,2 millones de seguidores, mientras su rival Penthouse tiene 81,7 millones. Pero ambas empresas compiten casi en las mismas condiciones, contra muchas modelos, que individualmente consiguen llegar a audiencias millonarias y que a veces, también han trabajado para estas mismas revistas. Kim Kardashian tiene 49,2 millones de seguidores y fue modelo de Playboy.

Facebook dispone de algoritmos para detectar imágenes de desnudos adultos (existen diversas API en el mercado como el de algorithmia), así como también utiliza equipos de moderación de contenidos, para refinar las decisiones de software y para verificar las denuncias, que reportan los usuarios. Todo un personal destinado a hacer cumplir una normativa etica-estetica, que la ley no siempre exige, al igual que una religión o como la tristemente famosa Junta de Censura del franquismo. Existen también empresas que externalizan este servicio como Webpurify. En cambio, para la imprescindible localización de imágenes infantiles explicitas, lo cual no es un tema estético sino penal, Facebook utiliza el algoritmo de nada menos que Microsoft: PhotoDNA. Una industria dedicada a velar por la norma social.

Kant escribió un libro menor, que sin embargo tiene una gran relevancia para la estética: Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime. La vinculación de belleza y moral está claramente explorada en esta obra, pero además realiza una didáctica división entre lo bello como estética canónica, como lo pequeño, lo simétrico, lo proporcionado, lo armónico y lo sublime como estética no canónica, lo grande, lo asimétrico, lo desproporcionado, lo disonante. Pertenece a lo bello la mujer, que pinta Botticelli en "El nacimiento de Venus", mientras de lo sublime hacen parte las mujeres, que aparecen en el cuadro "Las tres gracias" de Rubens. Kant abre la visión de una estética donde existen conceptos complementarios de belleza. Sin duda, Playboy se inscribía en la estética de lo sublime, en la provocación del asombro. Ahora está resignada a competir con los selfies de las más atrevidas chicas, que quieren ser una Kim Kardashian más, como es el caso de la modelo rusa Anastasiya Kvitko, que tiene un millón de seguidores.

Los jóvenes -los Millennials especialmente-, ya no ven la TV, ven canales en Youtube, ya no leen periódicos, leen Facebook y Twitter en diagonal y, ni si quiera compran revistas, a lo sumo siguen Blogs en Internet. Si están desapareciendo los viejos medios de comunicación de masas y no es posible manipular a la opinión pública a granel, según el paradigma industrial, la pregunta es:

¿Cómo consiguen, entonces, las agencias de prensa y especialmente los organismos gubernamentales y para-gubernamentales, influir en una opinión pública tan hiper-fragmentada? 

Algunos mensajes y ciertos posicionamientos políticos geoestratégicos, deben ser difundidos también a través de las redes sociales. No se puede gobernar el mundo sin ello. Al menos, todo el mundo debe tener muy claro, la ética básica de quienes son los malos y los buenos, como en las películas del Oeste. Y en esta parte del mundo, los buenos (o medio-buenos)  han de ser los americanos y los malos (pero que muy malos) han de ser los rusos. Este es el nuevo antagonismo (o no tanto), que se está transmitiendo en todo el mundo, con mensajes opuestos según el área de influencia, borrando, por desgracia, la independencia de zonas como la débil Europa. Para analizar la construcción discursiva sin TV del nuevo antagonismo, es clave observar como se narró en las redes sociales la crisis de Ucrania. En tanto en cuanto, el golpe de estado en Ucrania fue auspiciado por EEUU, se tuvo que crear un importante apoyo informativo para su justificación y para generar las simpatías occidentales. Con esto hemos pasado definitvamente, de los medios de masas a los medios de redes.

Por escoger un ejemplo paradigmático, es muy significativo constatar como un medio como Mashable, que nació como un blog de noticias de redes sociales, ha ido aumentando su rango de contenidos con diversos canales generalistas, con la ambición de ser uno de los medios de comunicación sociales más importantes a nivel global, capaz de sustituir a medios tradicionales en Internet, especialmente para audiencias jóvenes. La información de Mashable sobre Ucrania constituye el mayor experimento a escala global, de adoctrinamiento político de jóvenes, que no ven el Telediario. Precisamente, antes del golpe de Ucrania, Mashable fue incrementando sus noticias al respecto, con una línea editorial de apoyo incondicional a la doctrina Obama. En Google se identifican hasta 467.000 enlaces. Cabe destacar también, que en esa época, no se hacía seguimiento de ningún otro hecho político relevante a nivel internacional, lo cual lo hacía más destacado. Entre las noticias sobre Facebook y Twitter, aparecía la justificación del golpe de estado en pro del mundo libre. Mashable como Playboy han sucumbido a la ideología estética-ética dominante de la belleza de la guerra justa, del fin que justifica los medios, de la veneración de la aparente libertad suprema, de esa libertad, que nos hace esconder los senos, que hace que los europeos estemos pagando la guerra de Ucrania con las sanciones contra Rusia. Las plataformas digitales globales, deberían localizar las normas por países, pero como es menester, los líderes del "mundo libre", imponen sus reglas culturales a todos los demás, en un intento de globalizar su patética simplicidad. Y no se dan cuenta, que todos somos diferentes y que su lánguida estética, no nos identifica para nada. Nada se libra de lo político.

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