El exordio de las micronaciones

Crear naciones está de moda. Es realmente fácil. Las naciones constituidas por procesos históricos parecen ser eternas e inmutables, pero en realidad son recientes. Italia, sin ir más lejos, que siempre fue una miríada de repúblicas independientes, se unificó en 1870 y su artífice Camillo Benso Conte di Cavour dijo "hemos hecho Italia, ahora tenemos que hacer a los italianos". Las naciones y nacionalidades son invenciones recientes. Desde el punto de vista histórico y social son artefactos artificiales para conseguir la legitimidad, el control territorial económico y la sumisión de los ciudadanos, mediante una unificación emocional,  que les ayude a pagar los impuestos lo más felices posible. 

Desfilada de los escamots d'Estat Catalá, en su vestimenta pro-fascista en la Avenida Reina María Cristina en 1934. La bandera independentista catalana deriva de este partido fundado por Macià. Hoy tristemente identifica incluso a los que fueron antifascistas.


Pero el Estado Nacional surgido de la revolución industrial y del ascenso de la burguesía, está en crisis desde hace mucho tiempo. Existen fuerzas centrifugas que estiran hacia la globalización y las centripetas que empujan a una localidad de comunidades pequeñas. La Nación es un dispositivo ideológico, que sigue funcionando como sustitutivo de los metarrelatos sociales como la religión o la pseudociencia. La ideología nacionalista consigue mediante la identidad, la sumisión irracional de los individuos a un proyecto común escatológico y teleológico. Algo parecido a lo que sucede con los clubs de fútbol. La fragmentación de los Estados nacionales en Estados fallidos, lenguas, tribus y comunidades lingüísticas manipuladas, se produce siempre por intereses puramente económicos como única materialidad consistente. No estamos diciendo que se pueda prescindir completamente de la identidad o de un Estado nacional, pero hay que poner las cosas en perspectiva, desde un acercamiento práctico. Es como para muchos españoles cuando no entienden como uno se puede identificar con los Denver Broncos (a parte de porqué perdieron la SuperBowl XLVIII), cuando el Barça o el Atlético son tan nuestros y de toda la vida. 


Tenemos que ser conscientes que España es un país cuya soberanía es cedida en una buena parte a Europa y a organizaciones internacionales. Y eso no es malo. Es imprescindible, otra cosa es como gestionan nuestra soberanía cedida. A pesar de ello, existen territorios que aspiran a volver al siglo XIX, momento de emergencia de los Estados nacionales, pero esto es ya una utopía, demasiado cara económicamente. España fue un invento de la burguesía catalana y vasca. Sin embargo, ahora ciertos sectores empresariales declinantes y élites mediocres, que ya no son capaces de competir en una economía globalizada, necesitan imponer su proteccionismo. No puede haber un nuevo Estado sin un proceso constituyente, no puede haber una nueva constitución formal sin una constitución material, que se define como el conjunto de fuerzas sociales y económicas organizadas, capaces de ejercer la autodeterminación. Es decir, sin necesidad de un referéndum, ni del monopolio de los mass media. Lo demás son proyectos de micronaciones por microlíderes, lo cual es lo último que queremos.



España siglo XIII

Los actuales Estados son Estados Trasnacionales que forman parte de la llamada Gobernanza Global, como actual gobierno mundial dinámico y difuso, formado por múltiples organizaciones nacionales e internacionales inter-relacionadas, de todo tipo: representativas, discretas, secretas, con y sin animo de lucro, como ONU, UNESCO, G20, FMI, BM, OMS, WTO, OTAN, OXFAM, Cruz Roja, etc. Destacan por los siguientes puntos: 1) por su potencial relacional (estar inter-relacionado con países y organizaciones internacionales); 2) por la capacidad de generar valor en la economía internacional; 3) por su capacidad de comerciar sin demasiadas barreras arancelarias; 4) por la consistencia institucional, que permite una seguridad jurídica y un juego correcto e imparcial para los actores sociales; 5) por la capacidad de financiación, pública y privada. 

Hay que deconstruir el concepto de Nación tal y como lo conocemos y reconstruirlo de un nuevo modo que nos permita vivir en nuestro planeta de un modo sostenible e inter-relacionado. Una buena manera de hacerlo es creando naciones con identidades excéntricas. El profesor del CSIC Javier López Facal nos desmenuza los elementos propios de la construcción de las naciones, por si alguien quiere hacer un país de la nada:
1- Origen remoto
2- Buscar un héroe legendario
3- Unirse frente a un enemigo común
4- Homogeneizar la lengua
5- Bandera, himno traje típico
6- Fiesta nacional
8- Libros de texto
Existen muchas micronaciones en el mundo (Listado de micronaciones en Wikipedia). Una micronación es una entidad que clama ser una nación o estado independiente, pero que carece del reconocimiento de los gobiernos mundiales u organismos internacionales, a diferencia de los movimientos de autodeterminación o pequeños estados con escaso reconocimiento oficial pero independientes de facto, que sí cuentan con algún tipo de reconocimiento. Desde el Imperio de Aerica, al Reino de Elleore, pasando por el Reino de Lovely Wanstonia.

Bandera de mi segunda patria Woodland Patchwork

Yo soy ciudadano de pleno derecho y muy orgulloso de Woodland Patchwork Nation (Web oficial de Woodland Patchwork), la primera nación del mundo en utilizar el Bitcoin como moneda de curso legal. ¿Pero qué es Woodland? Se trata de un montón de pequeños territorios no contiguos de Japón que suman más de 10.000 Km2. Esta micronación también conocida como The Patch, fue fundada por Hideyuki Yoshida, quien declaró como suyos los territorios japoneses abandonados por medio de prescripción adquisitiva, un modo de adquirir propiedad mediante el ejercicio de la posesión de un bien durante un cierto tiempo (20 años en este caso). Se prevé que en poco tiempo llegará a ser la nación más rica del planeta cuando los bitcoins lleguen a su valor máximo. Tiembla Estados Unidos...



Precioso y extenso país Sealand

Sin embargo, la micronación más conocida es The Principality of Sealand (Web oficial de Sealand). Estado autoproclamando no reconocido, cuya forma de gobierno es la Monarquía Constitucional hereditaria (de chiste). El principado proclama como territorio soberano propio, la plataforma marina Roughs Tower construida por la Royal Navy en 1942 y localizada en el Mar del Norte, a diez kilómetros de la costa de Suffolk, en el Reino Unido, así como aguas territoriales en un radio de doce millas náuticas. Sealand fue ocupado por la familia y asociados de Paddy Roy Bates, quien autoproclamó el principado y acuñó para sí mismo el apelativo de Príncipe Roy de Sealand. La población en sus instalaciones rara vez excede de cinco personas y el área habitable de la torre es de 550 m². Expide pasaportes, monedas conmemorativas y hasta títulos nobiliarios. ¿Que tal unas vacaciones en este microparaiso?

En fin, cualquier día creamos una micronación. Stay tuned!

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