La derrota del pensamiento individual por las industrias del pensamiento

El pensamiento ha dejado de ser posible. Pensar es imposible hoy en día. Individualmente, al menos, en cuestiones de relevancia social. Ya no se puede pensar solo. El pensamiento individual ha muerto o mejor dicho, ha sido derrotado.

Exigimos a la gente pensar con su propia cabeza, pero como explicamos en el fake thinking (cfr. El problema no son las fake news es el Fake Thinking), las bases del pensamiento social se han dinamitado por completo, una persona ya no puede ni siquiera establecer unos hechos, si estos le vienen por los medios de comunicación masivos o sociales. Las personas pensamos sobre marcos de pensamiento elaborados por fábricas de pensamiento. La capacidad de pensar efectivamente excede al individuo incluso más preparado y capaz. Mientras las fábricas de pensamiento suministran datos falsos para sustentar teorías simples pero eficaces, el pensamiento realizado sobre tales fundamentos es espúreo. Es una vida virtual basada en un pensamiento artificial, fabricado por otros. Una burbuja de falsa libertad creada por poderosos señores neofeudales, una caja, en definitiva, donde poner todo tu pensamiento y tu vida, mientras te mueves en su interior inadvertidamente, inofensivo e impotente. 

El pensamiento que mayoritariamente ejercen los individuos no es nada crítico, se basa en la identificación, en identificarse con algo y hacerse fanático, en esa pertenencia a algo, a algún grupo, y buscar solo lo que confirma ese pensamiento. Pero el pensamiento crítico, en realidad, es destruir nuestros propios fundamentos todo el tiempo, y dejar de ser lo que somos. Pero eso es realmente incómodo para vivir, sin embargo, es el único camino a la certidumbre y a la libertad. Pero como decimos, para una persona que incluso sabe pensar, es muy difícil desprenderse constantemente de uno mismo, y estar en contra de todos, sobre todo, todo el tiempo. Por eso, hay que pensar en grupo, crear redes independientes de pensamiento.

Pensar eficazmente, es solo posible ya a nivel colectivo. El pensamiento tiene su propia división del trabajo. Es un mecanismo complejo formado por diversos tipos de actividad diferente como son: 1) investigación; 2) analisis; 3) propuesta; y 4) ejecución. 

Y es que para poder pensar, necesitamos una base lingüística, una serie de discursos, que deconstruir y reconstruir, para con posterioridad poder decidir adecuadamente y actuar. Y eso, una organización lo hace mejor que una persona. Además, en términos de influencia las personas individuales no cuentan, al contrario, son las redes de personas las que adoptan individuos, los grupos organizados los que mandan.

El problema actual es que el acceso a discursos verdaderos se hace difícil, porque hay grandes industrias de pensamiento monopolizando los debates sociales, y determinando y controlando los marcos mentales de la opinión pública. Esto excede la capacidad de pensar de las personas individuales. Realmente están indefensas ante las industrias del pensamiento. Ni la capacidad personal, ni la formación, o entrenamientos recibidos -en el mejor de los casos-, ya no son suficientes. Solo unos pocos ámbitos muy personales se han dejado al arbitrio personal por las grandes maquinarias del pensamiento, pero todo lo demás, incluso cosas tan íntimas como el sexo, el amor, la paternidad, la comida, la salud, etc. ya han sido mediados por el pensamiento organizado. Estas fábricas son los Think Tanks, las agencias secretas y discretas, los lobbies, las fundaciones, que intentan influenciar, manipular o condicionar a la sociedad. Ellos han sustituido los pensamientos individuales, el criterio, el juicio, y la gente decide entre varias opciones pensadas y definidas para ellos, que son inofensivas para el poder y siguen sus objetivos. El pensamiento nace de una voluntad de poder, de una voluntad de gestionar la acción, no de una voluntad de saber. El saber por el saber es erudición, no pensamiento. El amor por el saber es el ejercicio de imponerse a la ignorancia y a la estulticia, de ejercer el poder contra el mal. El pensamiento crea problemas para encontrar nuevas soluciones.

Michel Foucault condujo interesantes investigaciones sobre la interrelación entre discursos y normativa social en diversos aspectos durante la historia, como la locura, la ley, las prácticas sexuales, el conocimiento, etc., donde se ve como la producción colectiva de los discursos, incentivados por el poder o el contrapoder, pero siempre financiados por alguien, consiguen cambiar el marco mental y las reglas de convivencia sociales. Nunca ha estado de mayor actualidad.

Las industrias del pensamiento no son algo nuevo y siempre se han escondido detrás de algún pensador al que se le intenta dar todo el mérito. Platón (La Academia) y Aristóteles (Liceo o Escuela Peripatetica), tenían sus propias escuelas de filosofía con innumerables discípulos, que sin duda les ayudaron a la producción de sus obras, pero más importante que eso es su descendencia. Incluso, póstumamente, muchas escuelas han sobrevivido a sus fundadores gracias a la capacidad de diseminación de sus teorías. El platonismo, pero sobre todo el aristotelismo, de manera muy destacada, son grandes corrientes de pensamiento occidental. También el gnosticismo tuvo una influencia radical en la filosofía y en la religión cristiana. Y con posterioridad, encontramos corrientes como el hegelianismo, positivismo, fenomenología, marxismo, deconstruccionismo, postmodernismo, etc. Esta es la historia no de sus autores sino de su influencia y su pervivencia como discursos, que condicionan la mentalidad de una sociedad y por tanto, sus opciones prácticas de acción.

En la antigüedad, la difusión del pensamiento se hacía o vía oral o por copia de los pergaminos. Los pergaminos se almacenaban en la bibliotecas-centros de formación donde se leían, traducían y se compartían con los alumnos-discípulos. Durante la Edad Media se generalizó un sistema de copia llamado pecia, que inundó todas las bibliotecas de la red capilar de monasterios que había por toda Europa. Con la imprenta y las Universidades las oportunidades de lectura y de influir a más gente, más diversa y más lejana, crecieron exponencialmente. También se popularizaron las revistas, un formato que ayudó a la agilidad de la transmisión del pensamiento en la sociedad. Ya no solo instituciones de saber, si no en organizaciones sociales o privadas como las logias secretas, los partidos políticos, estaban basdas en idearios, en discursos a compartir con una élite de adeptos, para luego imponerlos a la sociedad mediante la acción social o política. Igual que hemos destacado las relaciones inconfesables entre pensamiento y emprendimiento, mucho más conocidas son las de la política con el pensamiento. Desde Marx han sido muy prolíficas. Uno de los casos emblemáticos es el del filósofo Giovanni Gentile como teórico del fascismo italiano en relación a Mussolini.

Si se quiere suprimir la filosofía de la escuela, es porque ya casi es un monopolio privado. No queremos que la gente tenga herramientas mentales. La Universidad también está descapitalizada respecto al pensamiento. Programas de investigación críticos no son financiados y la influencia social es escasa, porque han desconectado de la empresa y de la sociedad. El pensamiento está en centros privados con muchos recursos económicos, muy activos, cuya prolongación en los medios de masas y las redes sociales, es inmensa. Las ideas son las que mueven el mundo. La gente no se mata por el pan, se mata por las ideas. Así somos. 

Con los medios de comunicación de masas y posteriormente con lo medios sociales, la normalización de la sociedad ha dado un salto cualitativo. Los marcos mentales en occidente son uniformes, los individuos son como robots, lo extraño es la diferencia, la crítica, la tolerancia, el ir contra-corriente, la innovación. Las diferencias son casi irrelevantes. Sin embargo, existe una virulencia enorme en la confrontación discursiva y prácticamente la imposibilidad de saber lo que es cierto, es decir, la misma realidad de los hechos nucleares, con lo que la gente sigue el sesgo de confirmación, "solo escucho lo que está de acuerdo conmigo", pero eso que soy y que pienso, en realidad, ha sido producido por esos mismos discursos, bombardeados con persistencia desde la infancia, en todos los lugares. Son realmente extrañas las conversiones mentales, en las que alguien cambia sus fundamentos de pensamiento y creencias, especialmente porque el cambio está muy castigado como estigma social. Lo que no se puede decir no se puede ser. Lo que no se puede pensar no se puede decir ni hacer.

Proponemos dar un giro copernicano y ver las cosas, no como una historia de genios pensadores, sino como una genealogía de discursos, como producciones discursivas de influencia social. Más que tener en cuenta a los pensadores individuales, considerar lo que parece poco importante, los alumnos, los discipulos, los divulgadores, que con mayor o peor fidelidad, han llevado el pensamiento del aula a la sociedad, de la clase a la calle. Tener en cuenta los textos, las bibliotecas, la circulación de los libros, las imprentas, las universidades, los cambios de profesores de un lugar a otro, las relaciones con los gobiernos, con los partidos, con las asociaciones, en definitiva, una bibliodinámica, una microfísica de los textos, una conversión de la textualidad en conjuntos de datos relacionados y bases de datos distribuidas. Los discursos siempre tienen el correlato de grupos sociales o instituciones, nunca van solos. No hay teoría sin práctica.

Estamos dominados por del pensamiento organizado, por las instituciones del pensamiento, por las instituciones del saber, que son del poder, de los grupos estructurados, de las corrientes de pensamiento. Los individuos no tienen fuerza de difusión, solo los discursos sociales asentados. En el pasado existió una cierta espontaneidad del pensamiento y una amplia libertad para pensar, especialmente en los países y tiempos donde el emprendimiento floreció junto a la tolerancia intelectual, pero hoy vivimos en una época neofeudal donde las élites inteligentes en vez de promover el pensamiento único, promueven una rango pequeño y diverso de pensamientos producidos muy cerrados, donde escoger. Para el pensamiento diferente y alternativo, no hay lugar. Lo que no esté en el catálogo de producto del pensamiento, viene castigado con la destrucción de la identidad digital primero, y luego con la física. La industria del pensamiento organizado promueve un pensamiento plural para que la esclavitud de sensación de libertad. Son máquinas de exterminio intelectual y físico. Pueden quitar sentido a tu vida en poco días, aislarte de tu entorno, convertirte en un delincuente o en un idiota integral. 

En este sentido, la única posibilidad de sobrevivir, de crear alternativas o combatir a los discursos dominantes, es crear una organización de pensamiento o como mínimo una red independiente de pensamiento. Una asociación o una institución para la investigación y el análisis para el propósito asignado, que en contacto con las personas y organizaciones ejecutoras, pongan en marcha las cosas. Esto es algo más allá de la simplicidad de los centros de investigación, o de los partidos políticos, es una mezcla de tecnología, hacking, inteligencia, investigación, construcción de discursos, etc. Y esto requiere recursos. Esa es la razón por la que el futuro ya no pertenece ni a los pobres, ni a los indignados. El pensar se queda solo para los grupos organizados o para las élites.

Propusimos la creación de un laboratorio de pensamiento (cfr. ¿Para que sirve un Strategic Thinking Lab y como poner uno en marcha?) para empresas, pero para la ingeniería social es necesario unirse en una red digital de pensamiento independiente, al menos virtualmente, y hacer crowdfundingUn proyecto ideal para la tecnología blockchain, que ha sido de alguna manera propuesto, aunque de manera incipiente pero interesante, por Melanie Swan de la Kingston University of London, en su articulo Blockchain Thinking: The Brain as a DAC (Decentralized Autonomous Organization). La propuesta sería considerar al pensamiento como un proceso blockchain colectivo con su método de consenso Proof of Intelligence y el Mindcoin como token. Swan propone un proceso de pensamiento demasiado estático, ya que el pensamiento no tiene reglas, y se reinventa a sí mismo siempre, pero es una buena idea germinal, que nos puede llevar a soluciones interesantes, dónde redes de individuos pensantes, construyan consensos alternativos, a las malvadas máquinas monopolísticas de pensamiento.

¡La rebelión contra los reptilianos te necesita!

Comentarios

  1. Gracias Rais. Articulo iluminador. No puedo estar más de acuerdo. No se puede pensar a solas si uno tiene ambiciones de mejora social

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  2. Gracias. Si, hay que organizar el pensamiento socialmente. Articular la colectividad pensante y el pensamiento colectivo.

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