Por un pensamiento ubicuo

El pensamiento es una disciplina indisciplinada

Se puede encontrar en cualquier disciplina y en cualquier ámbito de la comunicación. No tiene reglas precisas, ni instituciones definidas, ni un cuerpo doctrinal. Pero cada vez más existe la certeza, que la filosofía no es la única manera de pensar. Se trata de una constelación de técnicas del lenguaje, sin líderes definitivos, ni métodos exclusivos. 

Pensamos, que el pensamiento puede pensarse fuera del pensamiento tradicional. Un auténtico pensamiento a-filosófico. Un pensamiento crítico primigenio con la frescura e independencia, que tenía la filosofía en sus orígenes. Más allá del abandono indispensable y organizado de la filosofía, que hay que acometer para entrar en cualquier apertura a un nuevo conocimiento, encontramos la potencia del pensamiento impuro ubicuo .

Un pensamiento, que puede evolucionar a una disciplina mínima, esencial, sin corpus, sin autores sagrados, sin hermenéutica, sin citas interminables e incomprensibles. Para pensar, hay que poder pensar fuera de la filosofía. Es urgente la tarea de des-filosofar al pensamiento. Más allá de la filosofía como subconjunto cerrado de pensamiento, podemos construir un pensamiento, sino universal, al menos ubicuo, que funcione en todos los ámbitos del lenguaje. El pensamiento como una nueva disciplina práctica operativa. Ni siquiera una filosofía menor, con minúscula, divulgativa, asequible, que haga sonreír a los filósofos profesionales, sino una filosofía no filosófica, un pensamiento serio, consistente, eficiente, pero flexible e inteligente, capaz de ridiculizar y hacer prescindibles a los filósofos académicos. Este pensamiento general, acabará arrinconando a los ociosos filósofos profesionales, practicantes de la filología e historiografía filosófica, de la ontología y de la metafisica, en el obsoleto museo de zoología intelectual. Servirá para hacer cosas, para emprendedores, creadores, innovadores, activistas o simplemente hacedores del universo.

La filosofía tiene que volver al mundo, a las calles, tiene que salir de las aulas, batirse en las trincheras, conectar con la comunidad, con el pueblo, con la sociedad. La filosofía tiene que volver a ser pensamiento para volver a ser filosofía. El pensamiento es una intuición instintiva transversal. Cualquiera puede pensar, todo el mundo debe pensar, aunque solo algunos lograran hacer pensar, que se piense en el pensar del pensamiento. El pensar es un una metafilosofía, una filosofía de la filosofía, una inteligencia esencial, que debe ejercer en si misma para sí misma. El pensamiento ubicuo es una inteligencia comprensiva, inalcanzable por ninguna inteligencia artificial, pero en lucha contra la escoria de la animalidad humana.

El pensamiento crítico, ubicuo, transversal, es posible solo en virtud de la conciencia lingüística, entendiendo, que toda realidad es simplemente lenguaje. La materia prima del pensar es el lenguaje mental, oral, escrito. Pensar es dudar de todo lo que damos válido, cierto, verosímil, verdadero, o indudable. El pensamiento individual se ejecuta a través de preguntas mediante la introspección, el dialogo y la dialéctica. La intuición sigue siendo el primer acercamiento para la duda, para empezar la crítica, para la necesaria creación de problemas, en definitiva, para el desmontaje lingüístico de las verdades pretendidas. La problematización de los supuestos fundamentos de cualquier discurso establecido son el objetivo instrumental del pensamiento. El pensamiento colectivo destruye discursos con el análisis del discurso (deconstrucción) y construye discursos con argumentaciones (lógica). Los discursos son textos formados por enunciados y funcionan en la sociedad como acción práctica. 

Pongamos un ejemplo. 

Cuando alguien dice que hay que "salir de tu zona de confort" para superarse a sí mismo, lo entendemos y lo aceptamos sin más como un propósito razonable. 

Sin embargo, lo primero que podemos preguntarnos es porqué hablamos de "zona" y no de "tiempo". Estamos dando una visión espacial atemporal, cuando muchas cosas en la vida dependen más del momento que del sitio. Esta primera duda, nos lleva a pensar que hablar de "zona" de confort es una construcción artificial reduccionista. Además "zona" significa un espacio delimitado, cuando probablemente no existe algo parecido en la vida de alguien. 

¿Cual es tu área de confort? Realmente solo sabemos que ya no estamos en un área de confort cuando sufrimos. ¿Y siempre sabemos que vamos a sufrir? La verdad es que no, porque si lo supiéramos no haríamos muchas cosas y menos nuevas. Los psicólogos se refieren a la zona de confort como la actitud, que evita las conductas que generan miedo. En teoría es correcto vencer los miedos que nos impiden hacer cosas, que nos pueden mejorar como personas y dar satisfacciones y éxitos superiores. Pero "zona de confort" no significa "zona segura". El miedo se relaciona con la "seguridad" y el "riesgo" más que con el "confort", que es el "bienestar" y en concreto se refiere más a la "comodidad material". Pero admitiendo que es una metáfora, un eslogan, no seremos muy escrupulosos con este significado. En cualquier caso, hay que destacar que "estar" o "tener" una "zona de confort" psicológica, no solo es algo positivo, sino que es completamente imprescindible para la salud mental. Sin ello, viviríamos en la ansiedad o depresión permanente. De hecho, construir una  "zona de confort" es algo que lleva muchos años de experiencia y de auto-conocimiento, y no es nada fácil. Esta zona llega a ser una parte fundamental de lo que somos, de nuestra personalidad. 

¿Pero entonces que significa "salir" de nosotros mismos, salir de la "zona de confort"? Podríamos decir en primera instancia, que no es posible salir de nosotros mismos, así de pronto, sin aprendizaje, experimentación, mentoraje o evento de conversión. Se necesita algo más de motivación, que un lema de autoayuda. Si el propósito de esta frase y especialmente de la palabra "salir" es expresar, que hay que superar los propios límites, podemos aceptar que solo pueden intentar superarse los limites conocidos, pero la gran mayoría de limites, precisamente aquellos que no nos provocan miedo, no nos son conocidos. ¿Entonces? ¿De que estamos hablando? De una zona imposible de delimitar donde tenemos un confort positivo en el que vale la pena permanecer. ¿Porqué alguien querría salir de algo que ha tardado años en construir y que le ha costado años de disgustos y frustraciones? "Permanecer en tu zona de confort" es lo más razonable, que puede hacer uno, es ser racional. El instinto de supervivencia de la humanidad es el ejemplo más claro. "Salir de tu zona de confort", solo lo hacen los inconscientes, los que no piensan, los que se dejan llevar por sus emociones, los que juegan con su vida. "Salir" es "abandonar" y nadie tiene que abandonar lo que tiene valor para uno mismo y al que ha dedicado tantas energías. El crecimiento personal o el superar los propios límites, tiene más que ver con el "ampliar tu zona de confort", con el "crecer con ella", que con "salir", ya que al fin y al cabo se trata de tu propio yo. Por tanto, cuando te digan "sal de tu zona de confort", dí "tu primero". No hagas caso de quien quiere obligarte a ser lo que no quieres, de los que quieren moldearte como ellos quieren, aprovechándose de tus ganas de ser mejor.  

El pensamiento te defiende de los evangelizadores de la mentira y de los abusadores de la bondad. 

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