La realidad no existe. Introducción al pensamiento crítico para emprendedores. Lección Tercera.

"No existen cosas con independencia del espíritu que las percibe", Tratado sobre los principios del conocimiento humano", 1710, George Berkeley.


Lección 3. La realidad no existe

Que alguien me demuestre, que en realidad existe la realidad. 

No es fácil. Llevaís años viviendo sin saber si vivís en un mundo, que quizás tampoco exista. Os da igual. Vivís con el mundo en suspensión. Y eso es lo común: vivir sin pensar. Pero pensar te abre a otra dimensión, mientras no caigas en el opuesto de pensar sin vivir. Reflexionar te obliga a cuestionarte las cosas, las certezas, tus mitos y a vivir en la incertidumbre de manera certera. Controlaras más la realidad, cuando más abandones el intento de controlarla. La realidad no te necesita. Te atraviesa. Ni el tiempo, ni la vida son tuyos, fluyes a través de ellos.

Algún filósofo como Berkeley ha hecho el ejercicio de negar la realidad y muchos otros como Descartes han buscado pruebas definitivas para demostrar su existencia. Pero del "pienso luego existo" deberíamos pasar al "existo luego pienso", es decir, al pensamiento no es la prueba de la la existencia, más bien la existencia es la prueba de que pienso. ¿De otro modo como podría hacerlo? ¿Pensamiento sin existencia? Hasta la inteligencia artificial existe, pero no todo lo que existe piensa ¿o si?

Los humanos no tenemos un acceso directo a la realidad, siempre está mediada por los sentidos y estos procesados por el lenguaje. Los humanos vivimos dentro de una nebulosa lingüística, más que en un mundo puramente material.  La realidad en sí y por sí es una entelequia, que Kant llamaba noumeno y al que nadie tiene acceso, sólo un supuesto dios podría tenerlo. La realidad es un consenso lingüístico intersubjetivo de grupos sociales. Las investigaciones semánticas han demostrado como la construcción de algo tan sensorial y aparentemente tan puro e inmediato como los colores, son una construcción social compleja del significado, que ha ido culturalmente desarrollándose por la interacción de culturas diferentes (ver ¿Es real la Digitalidad? Sistema de Filosofía Digital (II)). 

La incapacidad para negar la inmediatez y la materialidad presente de la realidad nos hace olvidar al lenguaje como mediación absoluta. A ese olvido del lenguaje es lo que mi admirado profesor de filosofía medieval Francesc Fortuny
-aunque era el mayor experto en filosofía contemporánea-, llamaba tochología.

Cuando Berkeley llegó a negar la realidad, el literato Samuel Johnson le propinó una patada a una roca exclamando: "así lo refuto". Pensar que el impacto de una piedra o un tocho anula el lenguaje, es el ingenuo error común de la tochologia. Esa pureza empírica del golpe de la piedra, de una mente percibiéndolo, es una construcción lingüística también. No es que la realidad no exista, simplemente que ni importa, ni lo podemos demostrar, porqué tenemos un acceso indirecto e incompleto. De alguna manera, eso era lo que sostenía Tomás de Aquino, cuando quiso ver para creer. "Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré" (Jn. 20:25).

La tochología o ciencia del tocho, es lo que llamamos en filosofía, metafísica de la presencia. Esta representa el marco mental y cultural de Occidente por antonomasia, que piensa que un sujeto cognoscente tiene un acceso inmediato a los objetos. De hecho, la ciencia que ocupa el lugar de la tochología es la ontología que estudia el Ser, que no es otra cosa que la realidad y sus categorías. La metafísica de la presencia la reconocemos en el sentido común. Existe mi realidad, nuestra realidad, pero no la realidad. Fuera de la conciencia de nuestra subjetividad, sólo hay la danza de los quarks. No existe una presencia presente inmutable como fundamento de nuestra manera de estar en la realidad. No existe una biunicidad entre el lenguaje y los objetos de la realidad. No existe isomorfismo alguno más que en nuestra cabeza, tan sólo es una estrategia de comprensión. La realidad no es un museo con objetos con un letrero de lo que es. Un cuadro figurativo como el de Magritte titulado "Esto no es una pipa", donde aparece una pipa nos hace pensar, que en medio de ese objeto y nuestra percepción, hay un lenguaje interpretable. El cuadro diría "eso no es una pipa, es una mención a la pintura de una pipa". Igual que una pipa real, no deja de ser un signo semántico en nuestro lenguaje, cuya referencia no está en el exterior. 

Para pensar no sólo hay que dudar, hay que abandonar lo que eres, lo que más te gusta, tu existencia, tu realización personal. Desprenderse de uno mismo, del acervo cultural heredado. Hay que ser capaz de abandonar la realidad tal y como la hemos vivido. Hay que dejar de ser, en definitiva, hay que dejar de ser real. Y es en cuanto nos consideramos algo virtual, una ficción, comprendemos que estamos construyendo nuestro relato, nuestro discurso, nuestra realidad, nuestra vida en definitiva. Escribimos la realidad con nuestra reflexión en la mente de nuestros testigos. Nuestra existencia existe en los demás, y la suya en la nuestra. Pensar es hacer historia para los testigos de nuestra vida. A través de las palabras, de los conceptos, del dinamismo del lenguaje, en una comunidad cultural. Como ya hemos dicho, pero vale la pena repetirlo y enfatizarlo: la realidad es un consenso lingüístico intersubjetivo.

La filosofía no es historia de la filosofía, pero filosofar o pensar es hacer historia, es construir, reconstruir, deconstruir y destruir discursos. La metafísica de la presencia se basa en la falsa inmediatez, que nos proporciona el lenguaje oral, que domina nuestra vida. Pero la escritura nos ha permitido diferir la muerte, la presencia, la supuesta referencia exterior al mundo real. Sin escritura, los hechos que conforman la historia no se podrían convertir en historia. Sin escritura, tampoco existiría la filosofía y menos, la ciencia. El artificio del tiempo subjetivo, así como de la naturalidad y la inmediatez del acceso a la realidad, que provoca la cultura oral prehistórica y tribal, sigue rigiendo nuestra mentalidad. La construcción de sistemas de registro sofisticado, nos han permitido entender la artificialidad de ese sistema dominado por el sentido común, en el que vive la mayoría de la humanidad. 

Precisamente, el mundo digital es un mundo de escritura, una realidad del tiempo diferido, respecto a la artificiosa analógica oralidad. Como hemos sostenido (ver Digitalidad: La estructura conceptual de la realidad digital),  la realidad es digital, es digitalidad, y lo artificial es la analogicidad. El sentido común, la impresión provocada por la oralidad es completamente un constructo para evitar la sensación de abismo, de incomprensión, aquello que podríamos llamar la Nada. La digitalidad, la escritura, permiten que el testimonio de nuestra historia sea cualquier interlocutor potencial, diferido en el espacio y el tiempo, como si fuera el ADN mismo.

Y ¿qué tiene que ver todo esto con el pensamiento crítico para emprendedores? Pues todo. Lo primero es que tenemos, que ser capaces de poner en duda las aparentes verdades absolutas como la misma realidad. Y a partir de ahí, será más fácil el mecanismo de deconstrucción lingüística, que tenemos que utilizar para pensar estrategias o productos nuevos, que no son otra cosa que discursos originales o nuevos marcos conceptuales. El lenguaje o sea la realidad, es nuestro mecano para deconstruir y reconstruir cosas nuevas. Los productos no son objetos, son relaciones lingüísticas. No tenemos que caer en las puras apariencias, que parecen verdades profundas. Las apariencias se relacionan con la opinión y el peligroso sentido común, mientras el pensamiento se centra en la comprensión profunda de los discursos y en la producción de enunciados, que conforman a estos últimos, así como en las reglas de enunciación de estos. 

La realidad natural existe pero no es real, porqué es un efecto del lenguaje. En cambio, la realidad absoluta es real, pero no existe. Es objeto sin sujeto. 


¿Qué hemos aprendido? 
Lecciones de filosofía para no filósofos. Introducción al pensamiento crítico para emprendedores

  • Lecciones de filosofía para no filósofos. Introducción al pensamiento crítico para emprendedores. Lección Primera. 
    • La filosofía es práctica, útil y divertida. El pensamiento también
  • La diferencia entre pensamiento y filosofía. Introducción al pensamiento crítico para emprendedores. Lección Segunda. 
    • La filosofía es un subconjunto del pensamiento. Invitamos a pensar. 
    • El pensamiento no tiene objeto, porqué es una relación entre sujetos, es una relación de sentido, del lenguaje.
    • El pensamiento ocurre en un grupo social, en una cultura, es intersubjetividad lingüística. 
  • La realidad no existe. Introducción al pensamiento crítico para emprendedores. Lección Tercera. 
    • Hay que dudar de todo, de uno mismo, de lo que estamos más convencidos, de la realidad misma.
    • La realidad es lenguaje, solo tenemos un acceso indirecto y lleno de incertidumbre a la realidad. Olvidar esto es caer en la trampa de la tochología o metafísica de la presencia.
    • Pensar es hacer historia para los testigos de nuestra vida. 
    • Pensar es hacer historia, es construir, reconstruir, deconstruir y destruir discursos. 
    • El mundo digital es un mundo de escritura, una realidad del tiempo diferido, respecto a la artificiosa analógica oralidad. 
    • El lenguaje o sea la realidad, es nuestro mecano para deconstruir y reconstruir cosas nuevas. 
    • Los productos no son objetos, son relaciones lingüísticas.
  • La desconexión del juicio y sus monstruos. Introducción al pensamiento crítico para emprendedores. Lección Cuarta. 
    • La desconexión del juicio es un proceso de alienación donde un ser humano suspende su capacidad de juicio individual y la delega a un discurso externo. 
    • Lo irracional no es el descontrol, no es locura, es racionalidad sin juicio. Se trata de la misma lógica que la racionalidad pero con premisas falsas y argumentaciones mal construidas.
    • Le ética produce comportamientos positivos, mientras la moral reduce comportamientos desviados reprimiéndolos.
    • Al menos, tiene que haber un argumento capaz de anular nuestro discurso como falso, de lo contrario un discurso cerrado, holístico, es una imposición totalitaria y solo puede llevar a la destrucción de lo diferente.
    • El discurso del odio es un producto social en el que se suspende el juicio de valor ético sobre la diferencia.

Fortuny en homenaje


"Al fin y al cabo, la guerra de los lenguajes nos permite vivir en paz en un mundo un poco más real, más rico polémicamente y por tanto, más mejorable que la dudosa paz muerta de cada uno por separado. Al menos, así se lo hace esperar al autor la raíz lingüística de la historia o la historia que palpita en el trasfondo del lenguaje", (Fortuny, F.J. De Lucreci a Ockham. Perspectives de la edat mitjana, Anthropos, p41).

Comentarios

  1. La realidad si que existe, pero no tiene sentido decir que existe, aunque no exista.

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  2. La realidad existe porque al decir que existe le otorgamos el sentido de existir. La condición de posibilidad de la realidad está en el lenguaje, en el significado del concepto de realidad. Quizás la pregunta sea ¿existe una materialidad de la realidad? Obviamente si, pero no es la metafísica de la presencia, es más una virtualidad consensuada, es una percepción, una inteligencia sentiente, una interacción con algo que realmente no sabemos que es. Decir que la realidad no existe es pedagógico y propedeutico. Para pensar hay que dudar de ella.

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  3. la viabilidad de expresarnos nos indica la contingencia de existir, y si ello es asi, hay una realidad palpable a nuestros sentidos. gracias por los contenidos.

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