De ratones y hombres


"His ear heard more than is said to him, and his slow speech had overtones not of thought, but of understanding beyond thought",  
Of Mice and Men,  Ch. 2, p. 36,  (1937), John Steinbeck.


Robert Burns escribió un poema llamado "A un ratón". El propio poeta había destruido involuntariamente un nido de ratones, dándose cuenta, que la vida de los seres humanos no es tan diferente de la de las ratas. Posteriormente, inspirándose en este poema, John Steinbeck escribió una de las obras cumbres de la literatura universal, titulada: "De ratones y hombres"

En el 1962 se le concedió el premio Nobel. Muchos habréis visto la película protagonizada por John Malkovich, Como muchas obras, está basada en momentos autobiográficos del propio autor, cuando vivió como vagabundo durante la depresión en una zona rural de la América profunda. El drama que desarrolla el argumento, cuenta el sueño de muchos campesinos asalariados, que intentan vanamente conseguir su propio negocio, su propia granja. Sin embargo, la falta de cooperación entre ellos, la soledad, la falta de constancia y el abandonarse a los vicios, daba al traste con la posibilidad de conseguir su sueño, el sueño americano: ser empresario y rico. Sin embargo, Steinbeck eleva una situación coyuntural de la América rural, a un auténtico paradigma universal. La relación especial y complementaria entre los protagonistas, de cooperación, de cuidarse el uno al otro, de luchar por el mismo sueño, por emprender, los convierte en arquetipo social lleno de sentido. 

George es un hombre rudo y analfabeto, sin dinero, pero inteligente. Lennie es un grandullón, discapacitado cognitivo, y su versión del sueño de tener una granja propia, es simplemente, poder acariciar conejos. George protege a Lennie, con su inteligencia y Lennie protege a George con su apariencia y su fuerza, mientras vagan por el campo, de un trabajo al otro, compartiendo sus deseos y su amistad. El sueño acaba en drama, ya que Lennie es acusado falsamente de violar a una mujer y George mata a su amigo antes de que lo hagan los demás, en un sacrificio cruel, que culmina la lógica de la amistad y de la protección que comparten. El fatal desenlace es aceptado con amarga felicidad por Lennie, ya que George le promete, que hará lo inhumano para conseguir su sueño.

Todos somos ratones de Steinbeck. Así es el ser el humano. Pero en ocasiones, las ratas intentan ser algo más, algo propio, algo único. Seguir su sueño. Vemos muchas historias de emprendemiento, tanto dentro de las empresas, como fuera, creando proyectos originales y nuevas organizaciones, que pueden reconocerse en este descarnado cuento intemporal. A veces, hay un momento en que los ratones deciden ser hombres. Hay un instante de conversión, donde los ratones se sacrifican y deciden el riesgo de ser auténticos hombres. Tomar el control del propio futuro, aunque este sea una trampa y uno acabe perdiéndolo todo. Salir de la seguridad corporativa, para enfrentarse al caos y a la incertidumbre, o incluso luchar desde el interior de la empresa contra el status quo o el business as usual. Cuando lo haces, nadie te puede quitar la tranquilidad de ser coherente, la felicidad de seguir tus deseos, de ser tu mismo, ayudando a otros y contando con los demás, por mal que termine. Y en eso, reside la grandeza de emprender o intraemprender, aunque fracases. En tu empresa o fuera de ella. Líderes y seguidores. Estés donde estés, seas quien seas, hagas lo que hagas, hazlo por tí y para todos los demás, que valen la pena. Cualquiera puede ser un hombre de Steinbeck. ¡Animate!

A todas las ratas, ratones, conejillos de indias y hamsters del mundo entero, gracias por todo. Gracias de todo corazón, por vuestra tibia bondad y dulce mediocridad, por vuestra incapacidad para respetar, compadecer y confiar. Nada nos ha hecho más fuertes, ni más sabios. Languideced en vuestro nido, hasta que el hombre que no habéis sido, os acabe estrangulando.


O wad some Pow'r the giftie gie us
To see oursels as others see us! 
It wad frae monie a blunder free us An' foolish notion:
What airs in dress an' gait wad lea'e us, 
And ev'n Devotion! 

To a Mouse, On turning her up in her Nestwith the PloughNovember, (1785), Robert Burns,

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