Sobre Dios y otras ficciones

Con toda nuestra admiración por la ciencia y por la gente que se dedica infatigablemente a ella, hay que reconocer, que no hay peor cosa en este mundo, que un científico filosofando o queriendo hacer política. Este es el caso del matemático John Lennox, que ha resucitado la idea de Dios fuera de la religión.



Eric Metaxas es un autor de libros religiosos con un acercamiento laicista muy inteligente. Metaxas es un orador excepcional, un tipo realmente divertido y que hace un trabajo honesto, aunque no compartamos sus tesis. Tiene un libro sobre los milagros (Miracles. What They Are, Why They Happen, and How They Can Change Your Life), que sin duda en pleno siglo XXI es un auténtica provocación. Recientemente, un artículo suyo nada menos que en el The Wall Street Journal, titulado Science Increasingly Makes the Case for God. The odds of life existing on another planet grow ever longer. Intelligent design, anyone? y publicado precisamente el día de Navidad, ha creado no poca polémica. 84 millones de referencias en Google en poco tiempo. Y es que Dios siempre está de moda. Aún seguimos matándonos por él y muchas religiones e ideologías, fabrican constantemente nuevos argumentos para mantener su cadaver lo más vivo posible.  Dios es un objeto de la realidad religiosa y de las creencias, pero no de la física o del conocimiento, y su muerte fue definitivamente certificada por Nietszche con su "Dios ha muerto".
Metaxas con Obama
Metaxas en su artículo argumenta que se tienen que dar al menos 200 parámetros para que se de la vida en la Tierra y si a ello añadimos que para que se de el Big Bang deben coincidir aún más complicadas y numerosas circunstancias, eso sólo puede ser posible por la existencia de un Arquitecto Inteligente, de un Creador, de alguien con voluntad para que las cosas pasen. Concretamente Metaxas nos cita a Lennox “the more we get to know about our universe, the more the hypothesis that there is a Creator... gains in credibility as the best explanation of why we are here”. Decir algo así como que eso es la mejor explicación disponible, es una aberración argumentativa intolerable.
Siempre Aristóteles
Lennoux se ha saltado todas las señales de Stop, que te enseñan en primer curso de Filosofía. Y eso que él también está titulado en Filosofía. Me encanta cuando de vez en cuando un científico, -supongo que no muy brillante porqué si no se dedicaría a hacer ciencia o divulgación científica-,  sale de su cubículo reglado y se empeña en convertir la pura opinática en algo similar al pensamiento. En la mayoría de las veces esas excursiones no superan los planteamientos del mismo Aristóteles, (lo que yo llamo la prueba de Aristóteles, ya que hay poco que no esté ya dicho en su saber enciclopédico), o sea que aún están en el siglo IV AC. Y es que salirse de la ciencia, te despide a los cándidos albores de la humanidad o a la oscura Edad Media, con gran facilidad. Te condena al llamado sentido común. El sentido común es fuente de falsedades, paradojas, falacias y de las más diversas manipulaciones lingüísticas. (Cuando elogiamos al sentido común, como guía para la vida, en realidad, estamos alabando a la teoría de la decisión matemática, pero eso es otro tema). El sentido común es un campo minado, sólo indicado para gente concienzuda, que ejercita una digna profilaxis mental, sin saltos ni piruetas, con extrema precisión. No sabemos pensar porqué en la escuela no se enseña lógica en serio. Así nos va. Tenemos ejércitos de gente crédula, incapaz de analizar y trascender las narraciones que se les imponen. La sofistica y la charlatanería, están al orden del día. La maquinaria religiosa recicla los datos científicos como pruebas irrefutables de la existencia de Dios. Por ejemplo, The Case For A Creator: A Journalist Investigates Scientific Evidence That Points Toward God de Lee Strobel, o New Proofs for the Existence of God: Contributions of Contemporary Physics and Philosophy de Robert J. Spitzer, ambos pastores de la Iglesia católica. Metaxas finaliza su articulo "The greatest miracle of all time, without any close seconds, is the universe. It is the miracle of all miracles, one that ineluctably points with the combined brightness of every star to something—or Someone—beyond itself". (Ver mi post Inmortalidad digital).

En el otro lado de la polémica, tenemos al sempiterno Stephen Hawkings, un gran físico que nunca ha tenido pretensiones especulativas fuera de la física. Ha hecho grandes contribuciones, tanto a la investigación téorica en física, como a la divulgación científica. Su caracter ateo y realista, apegado a los datos, le ha llevado a realizar juicios como "los científicos nunca ven ovnis". Y sobre el tema de Dios siempre ha sido muy claro. El Big Bang no demuestra ningún creacionismo: "hay muchas personas que aún siguen buscando una solución divina para contrarrestar las teorías de los físicos". Pero lo que más nos encanta es su sarcasmo cuando dice "¿qué se supone que estaba haciendo Dios antes de su creación divina?, ¿quizá preparando el Infierno para las personas que se formularan esta clase de preguntas?".  Divinas palabras.

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