2001, una odisea en el plató y la verdad está ahí fuera

El 17 de mayo de 1964 Stanley Kubrick y Arthur Clarke, después de una larga reunión sobre el guión de la película 2001, Una odisea en el espacio, estuvieron observando la luna con un telescopio descubriendo extrañas luces en el firmamento. Kubrick era un genio paranoico, muy angustiado porque estaba completamente convencido, no sólo que los extraterrestres existían, sino que incluso querían boicotear su proyecto cinematográfico.
Kubrick en el rodaje de la escena final
El rodaje de la película y su concepción fueron una auténtica odisea, pero se estrenó la película y de los extraterrestres ni rastro. Incluso pasó el 2001 y a pesar de los exoplanetas, nada. Y a día de hoy menos que nada, que sepamos. Sin embargo, son muchos los científicos optimistas, que piensan que pronto los descubriremos, entre los cuales el astrofísico Garik Israelian, que opina que en menos de 10 años se confirmará la vida biológica en los exoplanetas. Y será tan normal como encontrar un champiñon en la Tierra. Más desconcertante es el hallazgo de unos investigadores de la Universidad de Sheffield y de la Universidad de Buckingham, que difundieron una fotografía de una pequeña partícula microsocopica, denominada partícula del dragón (ver The incredible picture that 'PROVES' there is life on other planets), que aseguran está compuesta por carbono y oxígeno, elementos básicos para la vida. La partícula del dragón fue obtenida por un globo enviado a la estratosfera, a 27 kilómetros sobre la atmósfera terrestre, para recolectar partículas espaciales durante una lluvia de estrellas. El equipo de científicos está convencido, que no hay manera que esta partícula haya llegado al espacio desde nuestro planeta y que se debió haber originado en algún otro lugar del Universo. Según Wainwright, uno de los responsables de la investigación, este descubrimiento no solo prueba que existen formas de vida fuera de la Tierra, sino que también estos organismos extraterrestres están "lloviendo" constantemente sobre nuestro planeta. Y que nosotros somos sus descendientes. Buena parte de nuestro ADN, el cual es bacterial y viral, proviene de estos organismos espaciales. Quizás no sólo la vida haya venido de fuera, sino que toda la vida que pudiera haber en el Univeso sea una y la misma diseminación...La verdad siempre habrá que buscarla ahí fuera como se decía en la serie Expediente X.
La partícula dragón
Kubrick realizó una obra maestra co-escribiendo el guión con el famoso escritor Clarke, cuya mas famosa obra fue Cita con Rama. El guión y la novela se hicieron en paralelo a partir del argumento del cuento Sentinel of Eternity escrito en 1948 y publicado en 1951. Una civilización extraterrestre avanzada habría dejado un artefacto en la luna, que emitía señales al espacio profundo (la residencia de los extraterrestres). Unos astronautas lo descubren al ir a la luna y al romper el campo de fuerza que le rodeaba, deja de emitir señales. Este artefacto centinela al dejar de emitir, avisa que la civilización terrestre ha alcanzado un nivel de inteligencia. Ahí se plantea la duda de si esa civilización extraterrestre vendría en ayuda de los humanos para dar un salto en la civilización o quizás dicha civilización ya vieja tuviera envidia de la joven.

El cuarto monolito
En la película el argumento se invierte y se complica. Existen cuatro artefactos o monolitos que van guiando a la humanidad en su evolución y a los espectadores en el desarrollo argumental. En The Dawn of Man vemos al primero de los monolitos. En el origen de la humanidad como ayuda en la hominización hacia la inteligencia. En TMA-1, vemos al segundo, el auténtico centinela, que se activa mediante los rayos del sol y que avisa a los extraterrestres que los humanos ya han desarrollado la inteligencia artificial y la tecnología espacial. En Jupiter Mission los humanos siguen la señal hasta Júpiter donde se encuentran el tercer artefacto como un portal cósmico. Para llegar aquí habrán conseguido vencer a la perversión de la Inteligencia Artificial. Finalmente, en Jupiter and Beyond the Infinite, encontramos al cuarto monolito, que permite a la humanidad dar un salto de lo biológico hasta convertirse en energía completando la evolución.
Desconectando a HAL
La novela es muy explicativa y ahí se ve el peso cientifista de Clarke, en cambio la película es completamente ambigua, lo que refleja la vertiente artística y reflexiva de Kubrick, pero no por ello menos clara y planificada al detalle. La película trata de como una civilización superinteligente, que ha pasado del estadio de lo orgánico a energía pura, y que tenía vigilada a la nuestra especie humana (entre otras presumiblemente), una vez esta ha conseguido cierto nivel de madurez, la ayudan a dar un salto biológico a un estadio superior. Clarke escribió posteriormente, una saga de secuelas de 2001 sin demasiada fortuna, estropeando la trama original haciendo resucitar a personajes y dando demasiadas explicaciones, llamadas 2010: Odyssey Two (1982), 2061: Odyssey Three (1987) y 3001: The Final Odyssey (1997). En cambio la película, donde Kubrick buscó la máxima apertura simbólica e interpretativa, huyendo de explicaciones y detalles,  fue distinguida con cuatro Oscar: al mejor director, mejor guión, a la mejor dirección artística y a los mejores efectos especiales. La ambigüedad de Kubrick explica mejor lo que Clarke detalla. Sólo la película es una obra maestra.
Recreación artística de un exoplaneta
Kubrick creía en lo que hoy se conoce como el principio de mediocridad (ver mi post ¿Vida en los exoplanetas?): la tesis de que el planeta azul no es una excepción en el universo, ni muy guapo, ni muy feo -por decirlo de alguna manera-, sino uno de tantos en un inmenso conjunto de cuerpos celestes con condiciones parecidas, y por consiguiente, lo que ha sucedido en la superficie de la Tierra es probable, que haya sucedido también en muchos otros lugares. Se han descubierto 1.832 exoplanetas hasta día de hoy. Todo los que están en la llamada zona habitable de sus estrellas son buenos candidatos para albergar la vida, como las llamadas Super-Tierras, pero sobre el que existen más esperanzas es Kepler-186f, un exoplaneta, que orbita la estrella enana roja Kepler-186. Es el primer planeta del tamaño de la Tierra que ha sido descubierto en la zona habitable de una estrella. Pronto descubriremos que tipo de vida hay y quizás seremos nosotros los que plantaremos artefactos centinelas en los exoplanetas para detectar cuando se despierte una vida inteligente. Y quien sabe que seremos cuando llamen al timbre.


La parte final de 2001, Una odisea en el espacio, es sin duda una de las más impactantes, desconcertantes y poderosas de la historia del cine. Aquí parece muy evidente la influencia de Nietzsche. La voluntad de poder es el motor del ser humano, es la voluntad de la ambición humana, que lleva a conseguir sus deseos, es la utilización de la fuerza y el espíritu de superación. El astronauta David Bowman, encarna a la voluntad de poder humana que definió Nietszche, cuando destruye la moral que le impide ver a la inteligencia artificial, al superordenador HAL, como su enemigo y lo destruye. Más allá de la singularidad, con esta victoria del hombre sobre las máquinas, de la supremacia hombre sobre Dios muerto, sobre HAL -el ordenador perfecto- desconectado, el hombre da un salto evolutivo. Se convertiría en lo que Nietzsche llamaba Ultra-hombre. Y con ello, al finalizar la evolución, vuelve a empezar como un eterno retorno. Así se encuentra el bebé en la última escena. La humanidad convertida en energía habiendo acabado su evolución y volviendo a empezar a engendrar.

Tendremos que estar atentos a las señales, por si existen los centinelas. ¿Habremos llamado a algún timbre interestelar? o ¿quizás seamos más tontos de lo que pensamos? La verdad esta siempre ahí fuera.

No puedo nunca mirar la Vía Láctea sin preguntarme de cuál de aquellas

compactas nubes de estrellas vendrán los emisarios. Si me perdonáis un símil tan

prosaico, diré que hemos roto el cristal de la alarma de bomberos, y no nos queda
más que hacer sino esperar.
Y no creo que tengamos que esperar mucho. 
(El centinela, A. C Clarke) 


Aprende como te van a tratar las máquinas inteligentes una vez superada la singularidad.

HAL: "I'm sorry Dave, I'm afraid I can't do that...
Dave, this conversation can serve no purpose anymore. Goodbye."

Cuento original "El Centinela"

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