Acabemos con el monopolio del pensamiento crítico por la filosofía de una vez por todas

La grandeza de la filosofía es solo comparable con su miopía. No deja de mirarse al ombligo con pretenciosidad. Podríamos aún reconocer una cierta vitalidad del discurso y el debate filosófico en algunas universidades del mundo y en algunas figuras destacadas como Sloterdijk, Zizek o Bostrom entre otros, populares incluso en la opinión pública. 


¿Ha contribuido la filosofía en una mejora del pensamiento de los alumnos?

¿Pero qué ha pasado en la escuela? ¿De qué ha servido la filosofía a los alumnos? En bien poco. Es triste reconocerlo para un filósofo como yo. Más allá del estéril debate de si la filosofía es útil o no lo es, lo que es una realidad es que a los alumnos no les ha servido para desarrollar su espíritu crítico. Hay que servir a la sociedad y la filosofía no lo está haciendo. ¿Cuales son las estadísticas que podemos ofrecer en defensa de la mejora intelectual de los alumnos gracias a la filosofía? Ninguna. ¿Por qué necesitamos a la filosofía en la escuela? Seguramente para inspirar, para abrir la mente de muchas personas, para despertar un espíritu crítico. Y quizás no todos sean receptivos a ello, pero cuando identificamos filosofía con pensamiento crítico estamos desvirtuando a la filosofía y dejando a los alumnos sin la herramienta más importante para sus vidas. La filosofía no es pensamiento crítico y no tiene su monopolio. Aquí aparecen los intereses gregarios. En Europa aún no hemos entendido que para aprender pensamiento crítico no solo se puede hacer sin la filosofía sino que además es lo más conveniente.

La historia de la filosofía es historia no filosofía

Nuestros alumnos suelen hacer historia de la filosofía que quizás vale la pena recordar que es historia del pensamiento pero no es filosofía. Desde luego, que la asignatura de ética, que sí es filosofía, me parece imprescindible, sobre todo, con un gran componente práctico sobre los debates actuales. Y sí es así, esta filosofía sí debe permanecer, al igual que la lógica o la metodología de la ciencia o incluso la metafísica por abstracta que sea. Pero respecto a la historia de la filosofía, lo más humilde sería incluir la filosofía en una historia del pensamiento, ya que muchas disciplinas y ciencias han surgido de la filosofía y no son menos importantes que ella. La ciencia y la filosofía son complementarias, pero lo que se diría espíritu científico, no se enseña ni en filosofía, ni en las asignaturas de ciencias.

La filosofía no enseña pensamiento crítico

Siempre que se quiere defender a la filosofía se dice que fortalece el pensamiento crítico. Nada más falso. Eso depende mucho del profesor en cuestión, pero no tiene por qué suceder, de hecho, no hay nada en este sentido en el currículo escolar que lo fomente. 

Lo que necesitan nuestros jóvenes en vez de historia de la filosofía es una asignatura de pensamiento crítico. Una asignatura práctica que les permita aprender a razonar, a valorar las premisas, los argumentos y las conclusiones. Que les permita detectar las falacias, los sesgos y las fake news. Que les permita saber cómo establecer unos datos que sean la base de sus razonamientos. Eso es lo que se merecen y dárselo es servir a la sociedad. El pensamiento crítico sí que sirve, la historia de la filosofía es muy formativa pero no sirve para mejorar las capacidades necesarias para desenvolverse en el mundo digital actual.

España a la cola mundial de la enseñanza de pensamiento crítico

En Estados Unidos, donde se han hecho estudios para medir las capacidades de pensamiento crítico en los alumnos, se han llegado a conclusiones dramáticas como que el 78% no dispone de ellas.


Los indicadores GCI 4.0 del WorldBank no dejan lugar a dudas. España está por debajo de la mediana mundial. Los países anglosajones tienen mejor puntuación: Estados Unidos, Reino Unido, Inglaterra y sobre todo Nueva Zelanda. Incluso Italia está por encima de la media y si Grecia es la patria de la filosofía deja una puntuación muy baja. Destaca Finlandia como siempre en la vanguardia educativa.

Tenemos que enseñar pensamiento crítico en las aulas y no confundirlo con filosofía

Algunos me dirán que el pensamiento crítico es filosofía a lo que responderé que toda filosofía es pensamiento, pero no todo pensamiento es filosofía. Seguro que los profesores de filosofía de instituto son los más preparados para enseñar pensamiento crítico, pero deben actualizarse en contenido y en forma. El pensamiento crítico es una disciplina independiente de la filosofía desde John Dewey y cuenta con una sana tradición en los países anglosajones. Es una enseñanza basada en la acción, el ejemplo y el debate. Está desprovista de ideas y de teorías. Es casi, método puro.

El pensamiento crítico es la habilidad más importante a desarrollar no solo por nuestros alumnos, sino en las empresas e incluso para cualquier persona en un mundo donde la inteligencia artificial puede sustituir casi todo lo humano.

Si hay razones para que la filosofía permanezca en el currículo escolar -y hay muchas- no es el pensamiento crítico. Son otras. Si queremos ganar esta batalla del pensamiento y mejorar la capacidad de razonamiento de los alumnos necesitamos una asignatura de pensamiento crítico o un programa transversal a todas las asignaturas..

Sustituyamos o complementemos la filosofía con el pensamiento crítico y hagamos de nuestros alumnos personas responsables, racionales y capaces de vivir sin ser engañados y manipulados cada día como pretenden nuestros políticos y las redes sociales. Logremos que nuestros hijos estén preparados para trabajar en organizaciones donde el pensamiento crítico es ya la capacidad más valorada.


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Comentarios

  1. Interesante punto de vista. Gracias por compartir!

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    1. Mucha gente habla de pensamiento crítico pero pocos saben lo que es y cómo se debe enseñar. Gracias por leerme.

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